Las benzodiazepinas son un grupo de fármacos ampliamente utilizados en el tratamiento de la angustia y el insomnio. Sin embargo, está demostrado científicamente que su uso, a largo plazo, causa efectos secundarios indeseados. Terapéuticamente, sólo se deberían dispensar durante un tiempo limitado a un máximo de cuatro semanas, para suavizar estos problemas de salud sólo si son severos e incapacitantes.
Hay que tener en cuenta algunos hechos para comprender el significado de este uso generalizado. Por un lado, el mecanismo de acción de todas las benzos -en la jerga sanitaria- se basa en la estimulación de un químico producido en nuestro cuerpo -el GABA-, que ordena a las neuronas que se ralenticen o incluso dejen de disparar la señal eléctrica que las conecta. Por otra parte, y más relevante, casi la mitad de las neuronas de nuestro cerebro responden al GABA y la excitación adicional ejercida por las benzos aumentan su influencia tranquilizante. En consecuencia, inducen una sensación que puede ir desde la calma hasta la somnolencia y letargo. A largo plazo, falta de coordinación del movimiento, alteraciones cognitivas y de memoria, y dependencia.
En 2011, el consumo global de benzodiacepinas fue de 26,2 billones de dosis diarias, la cifra más alta jamás alcanzada por ninguna categoría de medicamentos. En los países occidentales, un tercio de los adultos a partir de los cuarenta años las consumen. En España, 5,5 millones de personas. Es uno de los diez países del mundo con mayor consumo per cápita.
Son datos un tanto inquietantes que nos hablan de nuestras formas de vivir y sentir. ¿Hasta dónde puede llegar la resignación aceptada a cambio de una vida apacible? Estamos ante una cuestión de salud y también gestión pública -y política- de las identidades.
Cuerpo Benzo, proyecto en curso, pretende evidenciar los muchos interrogantes que este tema plantea.
International Photography Awards 2017, edición española, premio Deeper Perspective, Lucie Foundation.
Benzodiazepines are a group of psychoactive drugs widely used to treat anxiety and insomnia. Yet, it is scientifically proven that long term use causes undesired effects, thus, medically, should only be used for short-term relief of these health problems when severe and disabling.
Some facts should be paid attention to: on the one hand, all benzos, as are commonly known, act by enhancing the actions of a natural brain chemical, GABA, which transmits an inhibitory message from one neuron to another and tells them to slow down or stop firing. On the other hand and most importantly, almost half of the neurons in our brain respond to GABA, and benzodiazepines increase its quietening influence. Consequently, benzos induce feelings of calm, drowsiness and sleep, and in the long term, ataxia, mental confusion, impaired judgement and amnesia.
In 2011, the global total consumption for benzodiazepine was 26.2 billion daily doses, the highest number ever reached by any drug category. In the western countries, a third of the adults age 40 and older consum them, only in Spain, 5.5 million people, which makes it one of the 10 countries in the world with higher per capita consumption.
Beyond data, this is a disturbing portrait that talks about our ways of feeling and living. How far can reach our resignation in exchange for a placid life? We are facing here a public health issue as much as a public management, thus political, of the identities.
Body Benzo, project in progress, aims to shed light on the many questions that this topic brings up.
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2017 International Photography Awards, Spain Edition, Award in Deeper Perspective, Lucie Foundation.